lunes, 8 de julio de 2013

Medicina del alma


La claridad del momento, entre un mar de imágenes que sucumben en algún lugar del espíritu. Imágenes que vienen de lo más profundo del ser, enraizadas en sentimientos que desconocemos hasta tenerlos enfrente y recordar que existen, que están, pero que nadie se encarga de hacerlos recordar en los instantes del presente. Ni siquiera uno mismo muchas veces los pondera sumergido en la confusión superficial y efímera de la sociedad que circula sin un sentido individual de felicidad para el individuo. Paz profunda, tan profunda como la utopía de mi ser y mi amor por lo real, por mi amor hacia el que valora lo que uno puede ofrecer sin juzgar, por lo genuino, por lo verdadero, por lo que me moviliza, por lo que me motiva, por lo que duele, por todo lo que hace sentirme vivo a pesar de la dureza con que pega la vida y con la bondad con la que ofrece nuevas oportunidades. Tener en claro que cosas son los pensamientos que tienden a generarnos la duda, la confusión el desgaste emocional y psíquico que atenta contra la felicidad del espíritu y que es lo real del corazón, eso que pertenece al verdadero camino con sentido, el del aprendizaje constante, doloroso también pero beneficioso para el espíritu bohemio y guerrero que se aferra a utopías del bien personal y colectivo. Medicina del alma que recuerdas quien soy y quien debo ser, gracias por el amor que me entregas, que me haces sentir y que me haces ofrecer sin juzgar lo mucho o lo poco que resulte de este experimento para el espíritu que es la vida.

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